LA ARMADA “INVENCIBLE” INGLESA
Se ha hablado hasta la saciedad de la Armada Invencible de Felipe II. Aquella que envió para castigar a las Islas Británicas por su apoyo a la piratería en el s XVI. Aquella repetida frase de “no he enviado a mis barcos a luchar contra tempestades”, que según dicen la pronunció Felipe II después del desastre. Pero, ¿qué pasó con la armada invencible británica? Sí, porque la hay.
Objetivo: estrangular las rutas comerciales españolas en América
En 1741 los ingleses pretendieron conquistar Cartagena de Indias. Asestar un golpe definitivo al imperio español estrangulando así las rutas comerciales que conectaban con la metrópolis. Por ambición que no quede…ya que nos ponemos… 166 navíos y unos 23.000 hombres; y al mando, el almirante Vernon.
Bueno, pues hubo una vez un hombre (medio hombre le llamaban, luego explicaré porqué), que prácticamente él solito se atrevió con la armada más grande jamás construida por Inglaterra antes del desembarco de Normandía en Agosto 1944. Ahí es nada. Pues bien, hablamos de Don Blas de Lezo y Olavarrieta que vivió durante el reinado de Felipe V.
Corría el año 1741 y esta impresionante armada pretendía hacerse con el imperio español americano asestando un duro golpe en Cartagena de Indias, capital de Nueva Granada. Estamos hablando de una potencia, la británica, que siempre envidió los tesoros españoles de América y que se había dedicado desde hacía dos siglos antes a financiar (algo muy de gentlemen por cierto) a corsarios y piratas, que trabajaban directamente para el rey inglés y a los cuales pagaba, a veces, con títulos nobiliarios como Sir Francis Drake.
Dado que ya estábamos en otro siglo y se funcionaba de otra manera, no se les ocurrió otra cosa que hacer más de lo mismo (quedarse con lo que no es suyo) pero para ello se buscaron una excusa, y aprobada por el parlamento, of course. Así que qué mejor excusa que una oreja cortada, la del capitán Jenkins. Bueno, como excusa era de las malas pero de esto hablaremos en otra entrada.
Vender la piel del oso antes de cazarlo
Y allí que se fueron, hacia América, pero claro, estaban tan seguros de que ganarían la batalla y que humillarían a los españoles que no se les ocurrió otra cosa que acuñar monedas conmemorando la victoria inglesa… ¡antes de que ocurriera! A esto lo llamo yo vender la piel del oso antes de cazarlo. En la leyenda ponía. El orgullo de España humillado por Vernon y en ellas aparecía Lezo arrodillado ante él entregando las llaves de la ciudad. Lo cual no deja de recordarme otra profecía inglesa más como aquella en la que dijeron que al Titanic no lo hundiría ni Dios…en fin, como pitonisas no tenían precio y de soberbia parecían ir sobrados, pero volvamos a Don Blas.
Medio hombre
Don Blas de Lezo era un hombre y militar inteligentísimo; curtido en mil batallas y en ellas había perdido a través de toda su trayectoria militar un ojo, un brazo y una pierna, de ahí el sobrenombre de medio hombre (no quiero imaginar lo que hubiera hecho de estar entero)
En Cartagena solo se contaba con 6 barcos y 3.000 hombres para defenderla. Pero era la mejor fortificada de toda América; esto junto al ingenio de Don Blas de Lezo hizo el resto.
El 20 de marzo de 1741, la imponente flota de Vernon apareció en el horizonte. La fortaleza de San Luis cayó después de un fuego intensivo de varios días. Los españoles se replegaron, y el 13 de abril comenzó el asedio de la ciudad.
Contar batallas es un poco aburrido, pero he de decir que esta merece la pena. Donde los ingleses pusieron fuerza bruta, los españoles pusieron ingenio, aunque en verdad la construcción de la fortaleza se San Felipe ayudó mucho, ya que, gracias al plan que ideó Blas de Lezo para su defensa hizo que fuera inexpugnable, imposible asaltarla. Luego la infantería española echó el resto y para colmo de desdichas la peste que se cebó con los ingleses.
Para los amantes de las batallas os dejo un enlace donde se cuenta la batalla en cuestión..Academia play
Volvieron a Inglaterra evidentemente con más pena que gloria. Pero se debieron avergonzar de lo lindo ya que el rey Jorge II prohibió hablar de esta derrota, algo así como si no hablamos de ella es que no existió.
América gracias a Don Blas continuó siendo española hasta su independencia.
Y yo me pregunto, ¿qué harían con las monedas? Parece ser que el sigilo que se guarda con respecto a este hecho es tal que los ingleses no las prestan ni para exposiciones que se realizan en el exterior, nada que tenga algo que ver con la susodicha batalla. ¿Seguirá prohibido hablar de ella?
Yo solo añadiría una reflexión. ¿Qué nos pasa a los historiadores españoles que no aplaudimos a héroes de este calibre? ¿Porqué está medio olvidado en los cajones de la Historia? ¿Qué nos pasa a los españoles como pueblo que rara vez valoramos lo valioso que hemos sido y nuestras contribuciones al mundo.? Será baja autoestima. Y si eso es así, ¿cuál es la cura? Pues conocimiento, no hay más.
Lola Carrasco-Barrado