Día de los muertos, día de todos los Santos, Halloween…
Hay muchos nombres y muchas fiestas alrededor del mundo entero pero todos se refieren a lo mismo. La celebración de la muerte como la otra cara de la vida. Pero, ¿celebrar? ¿es realmente para celebrar? Yo, como españolita de a pié me lo pregunto con algún que otro repelús.
La muerte: un tema cultural
Pues sí, me temo que esto es claramente cultural. Al país al que pertenezco, España, la muerte no es un tema de conversación, se huye de él. Cuando alguien fallece lo enterramos en 24, horas, lo que permite la ley. Existe un refrán que dice El muerto al hoyo y el vivo al bollo.
La festividad tiene lugar alrededor del 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre dependiendo de las latitudes. En España, el 31, todavía existe la costumbre (cada vez menos) de asar castañas y demás frutos de la temporada ya, que se está en pleno otoño. Se reúnen amigos y se celebra la víspera de Todos los Santos. La auténtica fiesta, el 1 de noviembre, que es un día festivo en todo el país, se visitan los cementerios que están perfectos para la ocasión, se limpian las tumbas, se llenan de flores y se visitan ese día como ningún otro.
Indagando para esta escribir esta entrada me topé con la sorpresa de que hace unos 30 años había gente en los cementerios de Madrid, que permanecían todo el día en él. Por ejemplo, llegaba la esposa del fallecido y permanecía todo el día, comía en el cementerio, y los hijos y demás familiares llegaban y se turnaban para no dejar a la madre y al “padre” solos.
Supongo que hay tantas tradiciones como pueblos en España. Pero sin duda una de las más curiosas está al otro lado del atlántico, en México. Allí, donde la influencia de otras culturas (indígenas o de otros países) ha permitido que este hecho, el de la muerte, se convierte en celebración.
El día de los muertos en México. Declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El 2 de Noviembre es un día triste y alegre: triste por los que se fueron pero alegre porque sus almas vuelven esos días. Esta celebración tiene su origen en algo llamado sincretismo religioso, la unión de tradición indígena náhuatl y la católica, se mezcla elementos como flores y calaveras con imágenes de santos y crucifijos.
La flor destacada es la llamada cempasúchil: flor naranja con un típico olor que impregna el ambiente. Está muy identificada con este día.
Se realizan altares (altares de muertos) que son estructuras hechas de cartón donde se colocan ofrendas, que son las cosas de las que el muerto disfrutaba como su comida favorita, bebida, chocolate, etc. El alma de muerto está esos días presente porque al final de la fiesta «la comida ha perdido su sabor».
Elementos típicos de esta fiesta.
Aparte de los ya señalados como los altares, comida y flores, están otros como las calaveras, que son dulces de azúcar pero también poemas que se escribe a familiares y amigos; además de papel picado que es un símbolo de la fragilidad de la vida.
No ha que olvidar que esta fiesta es un recordatorio alegre de que la muerte forma parte de la vida y viceversa.
Halloween
Nos queda hacer mención de halloween, fiesta que se ha popularizado en todo el mundo gracias a la difusión de películas y series de televisión estadounidenses (al menos en España) durante los últimos 30 años.
También tiene un origen pre cristiano, posiblemente originario de Irlanda, que emigró junto con el gran colectivo irlandés a USA. Pero en España ha adquirido un carácter más festivo y carnavalero que otra cosa. Al final es más una fiesta de disfraces un poco “tétricos” que gusta por igual a mayores y a niños: esqueletos, brujas, calaveras…en fin, si hay que apuntarse a una fiesta, ¡allá vamos!, total, para dos día que se vive…
Lola Carrasco-Barrado
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