Se acerca la noche más vieja del año, y también por encontrarme en el hemisferio norte del planeta, una de las más largas y frías.
En mi país, España, la tradición social te empuja a salir, cenar en familia o con amigos y brindar por el nuevo año. Personalmente es una noche que nunca me ha gustado quizá por lo del frío y tener que salir, no sé, pero creo que lo que más me pesa es por eso de tener que divertirte por obligación, ir deseando el feliz año nuevo a diestro y siniestro a cualquier desconocido que te encuentras por la calle y que la mayoría de las veces están borrachos.
A estas fiestas se apuntan sobre todo los más jóvenes, pero esto no sé si cuenta debido a que creo que se apuntarían a un bombardeo. No obstante, desde aquí les deseo que se diviertan mucho.
Realmente es una noche más, y para mucha gente una pesadilla familiar. Entonces, ¿porqué seguimos ahí año tras año? Pues me atrevería a decir que por un asunto de tradición y también por un tema mágico supersticioso:
Comerse las 12 uvas al compás de las 12 campanadas del reloj más famoso de España que es el de la puerta del sol de Madrid, me parece después de tantos años sin faltar, algo que hay que cumplir. No se le puede fallar.
¿Qué pasaría si no me tomara las uvas? Pues sería como faltar al respeto al nuevo año, así que si quiero que me traiga salud, dinero y amor más vale que le ponga buena cara y le salude como dios manda. Así es, qué menos que esperar su llegada vestidos como se merece, la mejor de las sonrisas y diciendo adiós al año que se va y dando gracias de que no haya sido peor.
En fin, también hay que estarle agradecido (al 2023) por todo lo bueno que ha traído. Si hacemos una lista sincera seguro que hay miles de razones para darle las gracias, y cuando pensamos en ellas nos reconforta el corazón; así que entre la esperanza que nos trae un nuevo año y el agradecimiento por el que se va, la salida/ entrada del año se hace más llevadera.
En 1894 el periódico español El Correo Militar incluía lo siguiente entre sus páginas: “La imperecedera costumbre de comer las uvas al oír sonar la primera campanada de las doce, tenía reunidas en fraternal coloquio a infinidad de familias, y todos a coro gritaron: ¡Un año más!”. Esto viene a confirmar que la tradición ya existía en el siglo XIX aunque una cosecha abundante en 1909 hiciera que se instalara para no irse más en las costumbres españolas.
A esta costumbre se ha ido incorporando otra más moderna, y es la de acompañar el acto de comer las uvas con la ingesta de un buen cava. Esto se ha vuelto de todo imprescindible, sobre todo para evitar atragantamientos (bueno , esto es broma) pero resulta muy útil, ya que al ritmo que se introducen las uvas en la boca, masticarlas y tragarlas…en fin, que ayuda y sobre todo a brindar por el nuevo año.
Desde aquí, Con L de Cultura os desea un muy feliz año nuevo. Que nos veamos/ leamos mucho en redes y que vuestros deseos se cumplan.
Un abrazo y feliz 2024
Noche vieja…Año nuevo. Las 12 uvas. Se acerca la noche más vieja del año, y también por encontrarme en el hemisferio norte del planeta, una
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Bonita reflexión, Lola. A veces apetece que el último día del año sea normal, rutinario y tranquilo. Mucha gente siente esa presión de divertirse ese día y de seguir con las tradiciones, que muchos ni se las cuestionan porque somos animales de costumbres.
Espero que hayas pasado un buen día. Besos.
Ja, ja creo que ya somos mayores.